Estaba distribuyendo libros en una de las principales calles del centro de Porto Alegre, Brasil. El día estaba yendo bien, un gran número de personas paraban, haciendo preguntas y llevándose libros; pero lo que más me impresionó en este día fue la historia de una mujer anciana, a la que ni siquiera paré para abordarla.

Ella estaba a cierta distancia, y cuando reparé en ella, ya estaba viniendo hacia mí. Entonces me preguntó: “¿Eres Hare Krishna?”. Yo le respondí que sí, y le pregunté cómo conocía el movimiento Hare Krishna. Comenzó a hablarme de su vida, y tras algunos minutos… ¡sorpresa! Ella me dijo que iba a mostrarme algo que me haría caer de espaldas. Yo me sentía muy curioso, y de repente ella abrió su bolso y sacó un libro de Srila Prabhupada (Vida Simple y Pensamiento Elevado). El libro era viejito, pues era una edición muy antigua que ella había adquirido unos 20 años atrás. Se lo había comprado a un brahmacari en este mismo lugar, y desde entonces siempre lo leía y lo leía constantemente, y se lo prestaba a sus amistades más íntimas.

Noté que algunas páginas estaban subrayadas con marcador, y vi que realmente ella estudiaba el libro. Me dijo que durante todos estos años siempre se llevaba el libro a donde quiera que fuera, y que cuando se compraba otro bolso, compraba uno que tuviera un compartimiento adecuado para el libro, pues éste se había convertido en su amuleto. Estaba encantada con el nivel de conocimiento del libro.

Cuando nuestra conversación llegó el punto del vegetarianismo, ella se emocionó y comenzó a llorar, pues admitió que no comía carne roja ni huevos, pero tenía dificultad para dejar el pescado. Intenté calmarla para poder continuar conversando y llevarla al templo. Casualmente, al día siguiente se realizaría la inauguración del nuevo Centro Cultural Goura Nitai de Porto Alegre, así que le pasé una invitación con el teléfono, la dirección y un e-mail.

Yo estaba haciendo sankirtana con 4 títulos (La Esencia del Yoga; Karma, La Justicia Infalible; Meditación y Superconciencia; Camino a Krishna). Ella se llevó uno de cada y a cambio me dio una donación.

Aprendí una gran lección sobre la importancia de la distribución de libros. Nadie se iba a imaginar que entre aquella multitud de personas corriendo para arriba y para abajo, ocupada con sus asuntos mundanos, estaría esta noble señora y gran admiradora de Srila Prabhupada, con un libro suyo en el bolso.

Ella me dijo que estaba muy feliz de haber hablado de nuevo con un Hare Krishna, y me abrazó muy emocionada, llorando de nuevo, hasta que se despidió, diciendo que quería verme siempre allí distribuyendo este gran conocimiento, pues el mundo lo necesitaba mucho.

Este acontecimiento me otorgó una gran inspiración para esforzarme siempre frente a los obstáculos y no parar con este servicio de distribución de libros de nuestro amado ¡Jagad Guru Srila Prabhupada!

 

Su sirviente,
Devananda Pandita das

Categorías: Historias

0 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.