En Jagannatha Puri, participé de un yatra liderado por Vaisesika Prabhu para los devotos de ISKCON Silicon Valley. Varios devotos del Extremo Oriente y otras partes del mundo se unieron. Y por supuesto, allí donde van los devotos, distribuir libros se vuelve el foco de todas las actividades.
De hecho, muchos de esos devotos no tenían permiso para entrar al templo del Señor Jagannatha. «No pasa nada», razonaron ellos. «No hemos venido a ver al Señor: hemos venido para servirlo». Y nos quedamos afuera del templo realizando un hermoso harinama sankirtanay distribuyendo libros.
Entregamos libros a todo el mundo: dueños de tiendas, peregrinos, mendigos. Sin ir más lejos, la primera persona a la que le distribuí libros era un pescador al que le preocupaba tocar los libros después de haber manejado peces muertos. Le dije que no pasaba nada, y fue así como recibí mi primera donación.
Mendigos sin piernas bailaban con el resto de sus cuerpos y nos daban donaciones a cambio de libros. Las devotas de China distribuían libros a todo tipo de almas con cuerpo hindú. La gente dejaba todo de lado para llevarse un libro. Algunas personas nos daban sus boletos de autobús a cambio de un libro. Los niños devotos distribuían libros con facilidad. Pero mis palabras no hacen justicia a lo que ocurrió. ¿Cómo puedo describir el increíble intercambio que resultó en 3 400 libros distribuidos?
¿Y cómo puedo describir la gran cantidad de dinero que se recaudó para apoyar a la distribución de libros en India?
Este tipo de experiencias me convencen de que vivimos en los pasatiempos manifestados de Sri Chaitanya Mahaprabhu. Aunque el propio Señor ya no se encuentre entre nosotros, danzando en Su divina forma dorada, ciertamente está presente en la forma de Su misión de sankirtana. Y esta es la misión más extática que ha aparecido jamás en la faz de la Tierra.
Su servidor,
Mahabharata Dasa
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