Queridos devotos y devotas,

Por favor, acepten mis humildes y respetuosas reverencias.

Toda gloria a Srila Prabhupada.

Recientemente, mientras revisaba el contenido de la página del DCAL en Facebook, encontré una hermosa foto que tomaron nuestros amigos del grupo Harinama Ruchi durante su visita a Cusco, Perú. En la foto hay dos niños, y uno de ellos está usando las vestimentas típicas cusqueñas y sostiene el libro La perfección del yoga en sus manos. Además de realizar harinama, los miembros de Harinama Ruci también distribuyen libros.

Aunque Cusco es una de las ciudades más importantes de Perú y Sudamérica (y a nivel mundial es un lugar muy turístico) me gustaría enfatizar la importancia de distribuir libros en el interior del país. Un tercio de la población peruana se encuentra en la capital, Lima. El centralismo es increíble, y muchas veces las zonas del interior quedan olvidadas. La realidad es la misma en muchos países vecinos.

La aglomeración de la capital ha llevado a muchos sankirtaneros a viajar a las provincias importantes y lejanas para realizar sankirtana. El hacinamiento y el estrés capitalino no solo afecta a los habitantes, sino que también representa un desafío a la hora de administrar un templo.

He tenido la oportunidad de viajar a varias zonas del interior del país, el aire es más fresco y la gente es más inocente. Los hermosos valles permiten que el sankirtana sea más divertido y estratégico. La razón por la que estas zonas «lejanas» se están tomando en cuenta a la hora de difundir el movimiento de sankirtana, es porque la auténtica identidad del país se encuentra en esos lugares. Las capitales, al volverse cosmopolitas, pierden de alguna forma su identidad, siguiendo los modelos externos de una sociedad hedonista, conocida por la mayoría de nosotros.

Es verdad que nuestros templos son refugios y hemos de aprovecharlos, pero también hemos de fijarnos en las zonas del interior de los países a la hora de distribuir libros. Estos lugares también necesitan refugio.

La sociedad de Perú cuenta con una historia profunda, especialmente en su filosofía y forma de ver la vida. Los Incas creían en la reencarnación, realizaban ofrendas. Es verdad que no somos este cuerpo, sino almas espirituales, pero un devoto de sankirtana ha de ver las circunstancias para realizar sankirtana. De esta forma, los líderes espirituales de cada localidad pueden lograr expandir este movimiento de sankirtana en cada pueblo y aldea.

Su servidor,

Chaturatma Dasa
Co-director del BBT Zona Andina

Categorías: Comunicados

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