Queridos devotos y devotas,
Por favor, acepten mis humildes reverencias.
Toda gloria a Srila Prabhupada.
En las ediciones más recientes de la Carta de Sankirtana, hemos estado leyendo acerca de las diversas fuentes de inspiración a la hora de distribuir los libros de Srila Prabhupada. Algunas de ellas son leer sus libros y reunirse con devotos que estén realizando ese servicio.
En primer lugar, no debemos olvidar que estos libros no se escribieron únicamente para las personas que no conocen a Krishna. En el año 1975, en Sudáfrica, Srila Prabhupada se encontraba en su habitación con otros devotos ojeando el recién imprimido Quinto Canto del Srimad-Bhagavatam.«En América piensan que estos libros son para los demás, que son solamente para ser distribuidos… No saben que he escrito estos libros para que mis discípulos los lean». Srila Prabhupada escribió sus libros porque sabía que necesitábamos estudiar y aprender sus enseñanzas.
En segundo lugar, cuando leemos los libros, alimentamos el deseo de querer compartir su contenido con los demás. En Las enseñanzas de Kapiladeva, Srila Prabhupada dice que los devotos de Krishna no se contentan con su propia liberación. Él declara que tenemos que ser karunikah– es decir, tener compasión por las almas caídas e iluminarlas en la conciencia de Krishna.
Finalmente, a menos que los leamos, no seremos capaces de explicar lo que ofrecemos a las personas y persuadirles para que se lleven los libros. Su Santidad Radhanath Swami compartió la siguiente anécdota:
Un día, [Srila Prabhupada] estaba dando una clase del Srimad-Bhagavatam y dijo:
—Ustedes están distribuyendo mis libros. Pero ¿los están leyendo? Si están intentando convencer a la gente para que compren estos libros, y alguien les pregunta, «¿Tú lees estos libros? ¿De qué tratan?», y ustedes responden, «No los leo. Apenas los vendo», ¿cómo les convencerán? A menos que estén convencidos del tema de estos libros leyéndolos con atención, ¿cómo serán capaces de convencer a los demás de que los compren y los lean?
Les dijo firmemente a todos los distribuidores que tenían que leer atentamente sus libros.
Su servidora,
Damayanti Devi Dasi
Editora
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