Querido Syamasundara prabhu,

Ya hemos terminado nuestro yajña en Sudbury. Hemos trabajado duro, saliendo cada día a la calle desde las nueve de la mañana a las seis de la tarde.

Había todo tipo de gente: mineros mayores y conservadores, personas desempleadas y marginadas, jóvenes adictos a las drogas y la metadona… Y al mismo tiempo mucha gente alternativa, interesada en el yoga, la meditación, etc. Principalmente fuimos a las calles del centro de la ciudad, donde se encuentra todo el mundo: las estaciones de bus, bancos, centros comerciales, etc.

Jaya Sacinandana dejó catorce colecciones de nueve libros en todas las bibliotecas principales, y los encargados los recibieron muy contentos. Nos preguntábamos qué hacer con el Srimad-Bhagavatam, una vez que la biblioteca universitaria estaba de vacaciones. Un viernes por la tarde me encontré con el profesor de religión en la calle y nos pusimos a charlar. Me sugirió dejar el Bhagavatam en la recepción de la universidad y prometió que lo llevaría a la biblioteca. Había oído hablar de ISKCON y conocía los libros de Srila Prabhupada, así que se sintió extremamente agradecido por recibir el Bhagavatam. Dijo que los libros de ISKCON eran los mejores. Al momento de marcharse exclamó: “¡Jay Sri Krishna!”.

Conocimos a muchas personas curiosas, confundidas o interesadas. Nos preguntaron por qué habíamos elegido venir a Sudbury, y les respondimos que aquí teníamos un buen amigo que había donado estos libros y quería que viniéramos a distribuirlos, para hacer algo bueno por su pueblo natal. Todos se pusieron muy contentos.

Una joven señora se llevó un Ciencia de la autorrealización. Cuando volvimos unas horas más tardes, estaba rodeada por un grupo de amigas que la escuchaba leer el libro. Cuando nos vio, nos señaló y todas las amigas se nos acercaron para llevarse más libros.

Otra chica que se llevó un libro en la estación de buses se puso a leer el libro, besándolo continuamente mientras lo leía.

Muchas gracias por tu generosa contribución a la misión de sankirtana, y espero que algunas de las semillas que se plantaron florezcan para el placer de Mahaprabhu. Fue una gran oportunidad para expandir nuestro servicio a Srila Prabhupada. Gracias a tu misericordia hemos tenido la oportunidad de conocer a personas increíbles que han profundizado su aprecio por el movimiento del Señor Caitanya.

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Sus servidores,

Navinda Nirada Dasa
Jaya Sacinandana Dasa

Categorías: Historias

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