Era domingo por la mañana y estaba distribuyendo libros en la calle Queen, en el centro de Auckland. Detuve a un hombre con apariencia de estar seguro de sí mismo. Era de Bolton, Inglaterra.

Durante el intercambio, me explicó que además de ser carnicero, había venido a Nueva Zelanda para representar a su país en la Copa mundial de carniceros. Me dijo que estaba muy orgulloso de ello y que le encantaba su trabajo. “La carnicería me mantiene en forma, pero también me ayuda a deshacerme del estrés”.

Me contó que aunque ahora le iba bien en la vida, cinco años atrás se había divorciado de su mujer, porque ésta había cometido adulterio. En aquella época se deprimió tanto, que un día tomó uno de sus propios cuchillos y se lo puso en el cuello. Pero una voz interna le dijo que siguiera adelante y no eligiera “la salida cobarde”.

En aquel momento comencé a orar a Sri Sri Gaura Nitai para ayudar a esta pobre alma, completamente cubierta por las modalidades más bajas de la naturaleza, e incapaz de comprender las reacciones kármicas devastadoras de sus acciones. Recientemente había aprendido un sloka (Caitanya-caritamrita, Adi-lila 1.2): “Ofrezco mis respetuosas reverencias al Señor Krishna Caitanya y al Señor Nityananda, que son como el Sol y la Luna. Han aparecido al mismo tiempo en el horizonte de Gauda para disipar las tinieblas de la ignorancia y, de un modo maravilloso, otorgar bendiciones a todos.”

Implorando Su misericordia, concluí mi presentación de Las enseñanzas del Señor Kapila, y le pedí una donación. Afortunadamente, se mostró más que feliz de realizar una donación y llevarse el libro. Me dijo que lo leería en su viaje de vuelta a Inglaterra.

Se dice que un carnicero o un asesino de animales no debería vivir ni morir, porque o bien causará sufrimiento, o bien sufrirá. Pero por la gracia de Srila Prabhupada, tal vez su futuro puede ser diferente. La inconcebible misericordia de Sri Sri Gaura Nitai puede salvar a Tom, el carnicero, de las ilimitadas reacciones pecaminosas.

Su servidor,

Chaitanya Vihara Dasa
Nueva Zelanda

Categorías: Historias

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