Mientras distribuía libros en la Universidad pública de California Northridge (EEUU), un par de estudiantes se acercaron a mi mesa para preguntar por los libros que estaba exhibiendo. Se mostraron muy entusiasmados por llevarse el Gita. Después de explicarles los principios del libro, les pedí una donación.
El joven dio una donación, pero ella dijo: «No tengo nada para poder darte».
Él dijo: «No te preocupes. Yo te lo pago».
Entonces hizo otra donación. Le pregunté a la joven que no había podido dar nada si conocía a la otra persona.
Ella dijo: «No, nunca le había visto».
Yo respondí: «Bueno, eso muestra como todavía hay esperanza en la humanidad. He aquí una persona que no conoces, y que ha decidido ayudarte».
Ella estaba tan sorprendida como yo, y le dio las gracias al joven.
Al día siguiente sucedió lo mismo. Estaba hablando con un joven sobre el Gita y mostrándole las ilustraciones del libro, cuando otro muchacho se acercó y comenzó a escuchar nuestra conversación. Cuando les pedí una donación, el joven que se había acercado mientras hablaba con la otra persona dio una generosa donación, pero la primera no tenía nada que dar.
La segunda persona, cuyo nombre era Ryan, dijo: «No pasa nada. Yo te lo pago. Me gusta realizar actos espontáneos de bondad».
El primer joven no podía creérselo, y le dio las gracias a Ryan por su generosidad.
Estos dos incidentes me hacen pensar que la distribución de libros saca lo mejor de la persona que los distribuye y de las personas que los reciben.
Algo que suelo sugerir a los devotos es que, cuando alguien no tiene dinero para llevarse un libro, le demos una tarjeta con la dirección de la página web de Vedabase (www.vedabase.com). Esta página contiene todos los libros de Srila Prabhupada. Si estas dos personas no hubieran podido llevarse el Gita, les habría dado la tarjeta para que hubieran podido leerlo en internet. Muchos estudiantes no tienen dinero, pero siempre reciben esta tarjeta y luego me dan las gracias por ello.
Su servidor,
Vijaya Dasa
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