Recientemente fui a Hellensville a distribuir libros. Decidí aproximarme a una señora y le ofrecí el Bhagavad-gita.
–Oh –dijo ella– ¿Es de los Hare Krishna?
Me explicó que antes de conocer a su marido, él había sido devoto, y después había abandonado su servicio devocional. Últimamente se había sentido deprimido, y ella lo había visto en el garaje buscando en las cajas uno de sus viejos libros acerca de Krishna. Se había decepcionado al no encontrar ninguno. Así que ella decidió venir a la ciudad para comprarle un regalo y animarlo, ya que él no se había levantado del sofá en una semana, y quería encontrar algo que le inspirara.
–Creo que he encontrado justo lo que necesitaba –me dijo, y me dio una donación por el libro.
Krishna es tan maravilloso que nunca olvida el servicio devocional que le ofrecemos, incluso si abandonamos el camino. Cuando queremos acercarnos a Krishna de nuevo, aunque solo sea durante unos momentos de desesperanza, Él hace los arreglos para que podamos entrar en contacto con Él de alguna manera.
¡Srila Prabhupada ki jaya!
Su servidora,
Bhava-sandhi Dasi
Nueva Zelanda
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