Esta vez, fue una tarde muy diferente en comparación con otros días. Por más esfuerzo que hacia no podía parar a las personas, y algunos de ellos, cuando se detenían, tampoco estaban interesados en estos libros maravillosos que solamente glorifican a Krishna. Así pues, a esas personas se les ha de comparar a los enfermos que sufren de ictericia. Aunque el azúcar cande sea muy dulce, les parece siempre amargo.

A veces, en nuestro servicio ocurren muchos inconvenientes, y para una mente engreída no es nada agradable experimentar austeridades. Por eso mi mente empezó a hacer grandes planes queriendo cambiar de ciudad e ir a lugares fashion, ver gente linda, y tan solo para convencerme la mente me repetía siempre lo mismo:

–Esta ciudad es pequeña, y además a la gente no les interesan los libros. Aquí la gente parece no tener mucho interés en leer. Hay mejores ciudades donde la gente es culta y aprecian los libros. Debemos irnos inmediatamente.

Después de una lucha intensa con la mente  y gracias al arreglo del Señor, recordé las palabras de Krishna: “De lo que sea y de dondequiera en que la mente deambule debido a su naturaleza vacilante e inestable, uno debe sin duda apartarla y ponerla de nuevo bajo el control del yo”. (Bg 6.26)

Y por eso, considerando a mi mente como mi mejor amigo, empecé a predicarle:

“Quizás cambiar de lugar ayude en cierto modo, pero eso no necesariamente va a solucionar el problema, porque a donde vayamos siempre encontraremos problemas. Es por eso, mi querida mente, que nos quedaremos en esta ciudad y serviremos a Krishna ya sea en la felicidad o en la aflicción.

Mi querida mente, no tenemos que evadir las dificultades, y más bien con tu ayuda hay que cumplir con nuestro deber y rendirnos a Krishna. Si así lo desea Krishna,  Él nos enviará personas favorables, y si Krishna no lo desea, entonces habrá que tolerar los inconvenientes.

Mi querida mente, te comento que hay muchos ejemplos de devotos que han experimentado cosas increíbles por el simple hecho de continuar esforzándose en los momentos más difíciles. Ellos han sido testigo de la Suprema Superioridad de Krishna en todo momento, es decir, ellos han realizado que todo se mueve bajo la autorización de Krishna.

Por eso, mi querida mente, cuando se presentan estas oportunidades, prefiero continuar en el mismo lugar y tolerar las pruebas hasta cumplir con mi horario de sankirtana. Esto te podrá parecer muy aburrido para ti, pues estás acostumbrada a ir de un lugar para otro sin ninguna restricción.

Por lo tanto, mi querida mente, tenemos que afrontar este reto y tratar de complacer a Krishna con nuestro esfuerzo. Lo más importante es tratar de distribuir estos libros como sea posible, tratando de satisfacer a Krishna, la Suprema Personalidad de Dios. Este servicio requiere de mucha entrega y tienes que ayudarme”.

Finalmente, con la mente más tranquila, comencé a llamar a Krishna de diferentes maneras, tal como un niño que llama a su madre sintiéndose solo. En otras palabras, empecé a orar intensamente como un niño desamparado, unas veces llamaba a Krishna por Sus Santos Nombres, y otras veces recordaba Sus palabras, que no son diferentes de Él:

“Tú tienes derecho a desempeñar tu deber prescrito, mas no a los frutos de la acción. Nunca consideres que eres la causa de los resultados de tus actividades, y jamás te apegues a no cumplir con tu deber.” (Bg 2.47)

“Desempeña tu deber de un modo equilibrado, ¡oh, Arjuna!, abandonando todo apego al éxito o al fracaso. Esa clase de ecuanimidad se denomina yoga.” (Bg 2.39)

“Desempeña tu deber prescrito, pues hacerlo es mejor que no trabajar. Sin trabajar, uno no puede ni siquiera mantener el cuerpo físico.” (Bg 2.48)

“Pelea por pelear, sin tomar en cuenta la felicidad ni la aflicción, la pérdida ni la ganancia, la victoria ni la derrota, y, por actuar así, nunca incurrirás en pecado.” (Bg 2.38)

“A aquel que ejecuta su deber sin apego, entregándole los resultados al Señor Supremo, no lo afecta la acción pecaminosa, tal como a la hoja del loto no la toca el agua.” (Bg 5.10)

“Por consiguiente, pelea, ¡oh, Arjuna!, entregándome a Mí todas tus obras, con pleno conocimiento de Mí, sin deseos de ganancia, sin sentido de posesión y libre de letargo.” (Bg 3.30)

De esta manera finalicé la tarde sin haber obtenido ningún resultado. Quizás ofendí alguna entidad viviente de manera inconsciente, y no pude darme cuenta, o tal vez me esforcé sin inteligencia. De todas maneras, no pude entender qué sucedió. Pero aun así, estaba contento de que mi querido Krishna me hubiera ocupado en Su servicio. “Por favor, permíteme continuar día tras día ocupado en esta misión de sankirtana, y otórgame la paciencia para saber esperar Tu misericordia sin causa”.

Reflexioné de esta manera y di las gracias a Krishna. De pronto, mientras guardaba los libros sucedió algo inesperado. Una persona de edad avanzada se me acercó y me preguntó si vendía el Bhagavad-gita.

Mientras le entregaba la Bhagavad-gita, otra señora intervino y me preguntó de qué libro se trataba. Y al instante, otra persona que vio a las dos señoras con libros en las manos, me pidió un libro.

La primera persona decidió llevarse el libro y al verla, la segunda también decidió lo mismo. Y para mi sorpresa, esta señora empezó a hacerle sankirtana a la tercera persona, animándola a que se llevara el libro.

Y fue así que las tres personas se llevaron su Bhagavad-gita en un instante, y cuando se fueron me di cuenta que yo no había hecho nada para distribuirlos. Inmediatamente comprendí que Krishna había reciprocado conmigo enviándome a estas tres personas favorables.

Esta vez, Krishna me ha recompensado con dos tipos de experiencias:

La primera es que sin hablar, se distribuyeron tres Bhagavad-gita grandes en menos de tres minutos, y este poder místico se debe a la misericordia de Krishna.

Y la segunda realización es que Krishna nunca es desagradecido, es decir, Él siempre está reciprocando a cada momento. Esa es la grandeza de Krishna, Él nunca es ingrato y desagradecido con ninguna entidad viviente. Todo esfuerzo sincero que hagamos para servir a Krishna, será reciprocado a cada instante por Krishna. Que Sus divinos y hermosos pies de loto sean siempre mi único refugio Supremo.

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Mahajana das
Perú

Categorías: Historias

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