Hare Krishna,

Anoche, en la universidad de Toronto, instalé una mesa fuera de nuestra sala de eventos y coloqué algunos libros y rosarios de cuentas sobre el mantel.

Una chica se acercó a verlos tan pronto como llegó al evento. Le di la bienvenida y registré sus datos.

Le pregunté: “¿Cómo nos conociste?”.

Ella había recibido una tarjeta de alguna persona. Y una chica en el Kensignton Market le había dado elBhagavad-gita hace dos años.

Le pregunté: “Oh, ¿la chica que te dio el libro era hindú?”.

Ella respondió que no, que era blanca.

Entonces le pregunté: “¿Era yo?”.

Ella me dijo: “No me acuerdo, pero mi nombre es Faith (Fe, en español), y ella me dijo cómo era la palabra en sánscrito”.

Le dije: “Shraddha. Me acabo de acordar”. Nos sonreímos mutuamente.

Entonces le pregunté: “¿Había una invitación en tu Bhagavad-gita y te dije que podías usarla como marca páginas?”.

“Sí”.

Siempre me aseguro de poner invitaciones al Bhakti Lounge en los libros de las personas, porque, aunque no los abran en años, pueden encontrarnos. Mi Fe vino a mi encuentro.

Conversamos durante la cena y conectamos muy bien. Me contó varias historias acerca de sus viajes en solitario por más de 20 países. Le pregunté qué estaba buscando, y me dijo: “No lo sé, pero últimamente he visto Hare Krishnas por todas partes”.

Su humilde sierva,

Kathamrita Dasi

.

Nota de Vijaya das: Con esta historia, podemos aprender que cuando distribuimos un libro, debemos poner una invitación dentro. También es bueno enseñar la invitación a la persona e invitarlas al templo, un toque personal. Si no tienes ninguna invitación, se pueden hacer. Tal vez esta sea la razón que anime a una persona a querer asociarse con Krishna y Sus devotos.

Categorías: Historias

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