Queridos devotos y devotas,

Por favor, acepten mis humildes reverencias.
¡Toda gloria a Srila Prabhupada!

Es posible que, cuando distribuimos libros, pensemos que hay pocas personas volviéndose devotas. Pero hay que recordar que el propio Krishna explica en el Bhagavad-gita (7.3): «De muchos miles de hombres, puede que uno se esfuerce por la perfección, y de aquellos que han logrado la perfección, difícilmente uno Me conoce en verdad». A veces, un libro distribuido no mostrará sus efectos hasta varios años después.

Cada semana, el BBT Latino recibe correos electrónicos de personas que han recibido un libro y están interesadas en conocer más acerca de la filosofía de Krishna. Recientemente, un caballero nos mandó un corto mensaje. Decía: «Yo no soy devoto. Quiero hacer algún servicio».

Al preguntarle cómo había conocido la conciencia de Krishna, compartió su jornada:

La primera vez que me encontré con los devotos fue hace más de 40 años. No sabía quienes eran, pero me impactó la paz y felicidad que reflejaban sus rostros. Poco tiempo después (unos meses), vi el Bhagavad-gitaen la casa de un amigo, y cuando le pregunté de qué trataba el libro, sólo me contestó: «Es misticismo». Alrededor de 1981, subió al autobús en el que yo viajaba devoto que ofrecía dos libros de Srila Prabhupada. Yo adquirí ambos y comencé a leerlos. Uno de ellos, Karma, la justicia infalible, me causó una sensación enormemente bella y difícil de describir. Es como si hubiera estado preso por muchos años y, al leer unas pocas hojas del libro, se hubieran abierto grandes puertas y ventanas, entrando luz y aire. Lejos de lastimar mis ojos, causaban una alegría que nunca había sentido. Me encontraba en una especie de shock y decidí seguir el camino más largo para llegar a casa de mis padres. Pasando por el centro de la ciudad encontré a una devota que también distribuía libros, y me acerqué a ella con la intención de saber quienes eran, qué hacían, etc.

Después de conversar (creo que como una hora) ella me habló del Ratha Yatra que iba a realizarse pronto, y me recomendó que asistiera: así lo hice. Tuve la suerte de que los devotos, por la misericordia de Krishna, me invitaran a quedarme en el templo esa noche, para asistir al programa a las 4:30 de la mañana. Será imposible describir lo que esto significó, pero durante todo el viaje de regreso a mi casa, estuve llorando (obviamente, ¡no por tristeza!). Así conocí la filosofía Hare Krishna. 

¡No perdamos la fe! Cada persona tiene su propio destino, y mientras tanto nuestro deber es seguir inundando el mundo con los libros de Srila Prabhupada, dejando los resultados en manos de la misericordia de Sri Chaitanya Mahaprabhu.


Su servidora,

Damayanti Devi Dasi
Editora – Carta de Sankirtana

Categorías: Comunicados

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