Recientemente, estaba distribuyendo libros vistiendo ropas devocionales durante el Ratha Yatra de Auckland, como parte de la celebración del 50º aniversario de ISKCON. Mientras la procesión avanzaba por Queen Street, la avenida comercial con más movimiento de la ciudad, me aproximé a Peter.

Alto, joven y seguro de sí mismo, Peter me dijo que estaba estudiando inglés e historia en Sídney, y que solo había venido a visitar Auckland por un día. Yo me presenté como un monje y le di un Bhagavad-gita.

«Ahhh, el Bhagavad-gita… ¡Es increíble!», exclamó Peter inmediatamente. Me explicó que aunque él era un «ferviente ateo sin ningún interés en volverse Hare Krishna», frecuentemente veía a los devotos en Sídney y sentía curiosidad para saber más sobre su estilo de vida.

Una hora antes de que nos encontráramos, él se había registrado en un hostal de mochileros y había ido a la sala para relajarse un poco. Aburrido con lo que estaban mostrando en la televisión, decidió ojear un poco la estantería de libros, e inmediatamente vio una copia del Bhagavad-gita. (Lo más interesante es que, nueve meses atrás, Bhakta Mukesh y yo habíamos salido a distribuir libros por los hostales, intentando colocar los libros de Prabhupada en los lugares destacados de las estanterías). Peter estuvo viendo el libro y apreció su calidad; sin duda alguna, era un libro que le gustaría leer algún día. Pero como solo iba a pasar una noche en Auckland, devolvió el libro en la estantería y decidió salir al centro de la ciudad.

En el momento en que salió del hostal, se topó directamente con el carro del festival del Señor Jagannatha, y recibió el darshana del Señor y Sus devotos, y escuchó el canto del Santo Nombre. ¡Y unos minutos después nos conocimos!

Así pues, Peter estaba más que feliz en llevarse el Bhagavad-gita y leerlo en su vuelo de regreso a Sídney, y quedó encantado con la misericordia extraordinaria del Señor Jagannatha.

Me encanta la manera en que el Señor Chaitanya sincroniza estos encuentros de una manera tan perfecta y experta, para poder ayudar a las almas a recibir Su misericordia.

 

Su servidor,

Chaitanya Vihara Dasa
Nueva Zelanda

Categorías: Historias

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