Este año tuve mi momento más extático en India. En Mayapur generalmente no distribuyo libros, porque hay muchas actividades. Pero este año, después de ver a tantos distribuidores de libros aquí, me sentí inspirado para distribuir.
Lo interesante es que como habían tantos devotos, decidí que sólo pararía a las personas que no tuvieran una bolsa de japa y no usaran dhoti y kurta. Sólo paraba a los que usaban pantalón y camisa y no tenían tilaka.
Me resultó muy fácil. Sólo tenía que preguntar: “¿Te gusta Krishna?”
Ellos siempre respondían: “¡Sí!”
Y yo les decía: “Bien, esto habla acerca de Krishna, así que llévatelo y deja una donación”.
En Mayapur, durante los últimos ocho años, hay una familia de devotos en ISKCON (cuatro hijos y su padre) que han distribuido más de 20 mil libros. Es difícil superar a esta familia ejemplar. Este año vi, por lo menos, a 15 devotos distribuyendo libros en Mayapur. Una niña de ocho años se me acercó y me ofreció una Back to Godhead, apenas diciéndome: “Sólo son 15 rupias”. No pude negarme. La distribución de libros en Mayapur otorga un beneficio espiritual inconcebible, tanto para quien distribuye libros como para quien los compra.
Después fui a Calcuta y quise ir al lugar donde nació Srila Prabhupada y distribuir libros frente al árbol donde nació (el árbol y la casa siguen en el mismo lugar). Los devotos distribuyen prasada allí cada noche. Estoy seguro de que Prabhupada está muy satisfecho con eso, así como de que se estén distribuyendo también algunos libros.
Así que pensé: “¿Por qué detenerme ahora? Puedo ir también al templo Radha-Govinda que Prabhupada visitaba cuando todavía era un niño, y distribuir también unos libros allí”. Mientras distribuía libros, conocí a un hombre que se formó en la Scottish Churches College (donde también estudió Prabhupada). En el año que se formó (1971), Srila Prabhupada había ido a dar una conferencia del Bhagavad-gita. La conferencia inspiró tanto a este señor que se volvió devoto.
Distribuir libros en estos lugares trascendentales fue especial. Voy a tener que volver a hacerlo.
En mi ruta hacia Prayag, decidí distribuir libros en el aeropuerto. Navina Nirada Prabhu me dijo que a él le había ido muy bien mientras viajaba por la India, hace algún tiempo, así que quise intentarlo también, ya que tenía que esperar 4 horas en Nueva Delhi. Fue bueno: distribuí 10 libros en una hora y me sobró tiempo para leer un rato.
Un hombre me contó que el día anterior le había preguntado a su amigo cómo conseguir un Gita. Yo no tenía ninguno, sin embargo le indiqué dónde conseguir uno. Otro señor se puso tan feliz por verme distribuyendo literatura védica en el aeropuerto que me dio una donación de $ 100 USD. Viajar puede ser una austeridad, pero si aprovechamos para distribuir los libros de Prabhupada, se vuelve trascendentalmente agradable.
El viaje todavía no había terminado. Cuando nos vimos en Mayapur, el presidente de ISKCON Prayag me había pedido que visitara Prayag, el lugar donde Prabhupada recibió iniciación en 1933. Los devotos me mostraron la casa de Prabhupada y después nos pusimos a distribuir libros durante un rato, para bajar más tarde a la ciudad y seguir distribuyendo más.
Su servidor,
Vijaya das
Ministro de Sankirtana en ISKCON
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