Mientras visitaba Tirupati, oí a Guru Prasad Swami contar esta historia en una clase del Caitanya-caritamrta:

“Hace treinta años un estudiante de una universidad de Ciudad de México recibió un libro de un distribuidor de libros. Estaba muy ocupado en sus estudios, por tanto dejó el libro en una estantería con la intención de leerlo más adelante. Con el tiempo se casó, se puso a trabajar, etc.

Tuvo una hija que, al llegar a la adolescencia, atravesó un difícil período de consumo de estupefacientes y relaciones con personas de baja condición. Se sentía muy confusa sobre la vida y empezó a hacerse preguntas del tipo: “¿Por qué he de sufrir tanto?” Un día encontró el libro que su padre recibiera treinta años atrás. Se puso a leerlo llena de intriga. En la lista de direcciones, al final del libro, buscó donde se encontraba el templo más cercano y fue a visitarlo. Se puso muy contenta al ver y relacionarse con los devotos, que mostraban un carácter tan elevado. Poco tiempo después se incorporó al templo.

Su hermano quiso saber en qué se estaba metiendo la hermana y también empezó a leer los libros de Srila Prabhupada. Se quedó impresionado con lo que vio y también se incorporó al templo.

Su madre quiso saber a qué estaban entregando sus vidas sus dos hijos, por lo tanto también investigó los libros de Prabhupada y se hizo devota, aunque desde su hogar.

Fue así como el marido empezó a preguntarse: “¿Qué hay en esos libros que ha cambiado para bien a toda mi familia?” Así que, por fin, se dispuso a leer el libro que le habían entregado tantos años atrás. También se hizo devoto.

Este es el efecto bomba de relojería de los libros de Srila Prabhupada: marcando inexorable las horas, esperando pacientemente a que alguien lo abra. Y entonces, ¡bum! Toda una familia dedica sus vidas a Krishna.

(Anónimo)

Categorías: Historias

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