En Miami tuve la oportunidad de hacer sankirtana casa por casa, y cuando empecé con esta modalidad las personas con las que me encontraba no eran favorables. Todos me rechazaban desde el intercomunicador, y me decían que estaban muy ocupados. Así que los primeros días fue difícil distribuir los libros de Srila Prabhupada.

Pero para Krishna no hay nada imposible, Él es tan experto que al instante crea situaciones para inspirarnos y guiarnos en todas las circunstancias, Él conoce todo lo que está por suceder y nos da señales para prepararnos a lo que va a ocurrir, porque Él es el único controlador y refugio Supremo.

Krishna tiene un plan y cuando alguien decide salir a sankirtana ese plan se cumple a la perfección y por eso suceden cosas maravillosas. Por la gracia de Krishna uno llega a entender que todas las pruebas que ha experimentado al comienzo no son más que un arreglo divino de Krishna.

Esta vez decidimos irnos al barrio de los cubanos. Hacer sankirtana en ese barrio y en esta modalidad fue un gran reto, y al mismo tiempo una gran experiencia.

De pronto vi un anuncio en la puerta de un departamento que decía: “Soy ateo, agnóstico, por favor no insista”.

Al leer este anuncio me detuve en la puerta, y sentí un deseo de querer ayudar a esta persona, y por eso oré a Krishna: “Mi querido Krishna, sólo quiero ocuparme en Tu servicio. Por favor, bendícele y dale Tu misericordia a esta alma que te ha olvidado. Yo deseo que esta persona se beneficie de la conciencia de Krishna, pero sin Tu ayuda no veo la manera en que pueda hacerlo. Por favor ayúdalo. Si Tú lo deseas, mi querido Krishna, hazme hablar. No se cómo empezar ni como terminar”.

Entonces toqué el timbre y apareció una persona de contextura fuerte, de aproximadamente 45 años de edad, y al verme con la pila de libros seguramente pensó que era un vendedor que estaba ofreciendo libros y me respondió inmediatamente: “Ahora estoy ocupado”.

En ese instante le sonreí y le dije, indicándole el letrero: “Usted escribió este anuncio”.

Y la respuesta que recibí fue una afirmación.

Entonces le conté la verdad y le expliqué de manera sincera lo que había sucedido al llegar a la puerta de su departamento:

–Cuando leí este anuncio, me pregunté: ¿Por qué no conocer a este ateo? Debe ser interesante conversar con un ateo. Ahora que te conozco puedo ver que eres una excelente persona. Un gusto conocerte amigo.

Ambos nos saludamos y su momento cambió enseguida:

– Eres la primera persona que se anima a tocar el timbre. Después de haber colocado este anuncio nadie se atrevió a tocar. Es necesario tener privacidad. Todos los días venían cristianos y evangelistas, y la verdad es que me cansé y por eso este anuncio continuará ahí. Para que nuestra conversación continuara le confirme sus palabras, diciéndole: “Tu decisión me parece correcta”.

Tras haber superado el momento más difícil, decidí tratarle como un amigo. Él, al no sentirse rechazado por sus ideas, si no apreciado en su manera de pensar, me trató como un amigo y así entramos en confianza mientras conversábamos.

Conversamos de varias cosas, y finalmente llegó el momento de hablar sobre India, que para él no era un buen ejemplo de vida por su extrema pobreza, aunque aceptaba que India exportara muchas cosas buenas, como las especies para las comidas vegetarianas, y el yoga. Todas esas cosas le agradaban. También le interesaba la alimentación saludable.

– Aquí tengo un libro de vida sana –y de inmediato la entregué un recetario.

Mientras le fui explicando acerca de los tres tipos de alimentos de acuerdo a las modalidades de la naturaleza material.

Entonces, para salir del tema de la alimentación y predicarle un poco de filosofía, le tuve que preguntar por su bienestar y por su familia.

– ¿Estas feliz en Miami? –

Al escuchar mi pregunta su rostro reflejó tristeza, seguramente porque recordó cosas que no eran favorables:

– Mi esposa murió, y ahora estoy a cargo de mi hija de 15 años. Ella tiene un bebé y está sola. El sinvergüenza que embarazó a mi hija no acepta la paternidad y la abandonó… –  No pudo seguir hablando y algunas lágrimas brotaron de sus ojos.

Me invitó a tomar asiento en la sala de su casa, y tras escuchar sus problemas, intenté darle ánimos para que se tranquilizara:.

– Nada ocurre por casualidad –le dije–. Estoy aquí para ayudarlo en algo. Cálmese, amigo. Lo más importante es que eres un buen padre y estás ayudando a tu hija. Tu hija debe quererte mucho y debe estar orgulloso de ti, porque la estás protegiendo y cuidando. Como padre tienes que cuidar a tu hija. Las mujeres siempre deben estar protegidas en su niñez por sus padres, en su juventud por el esposo, y en la vejez por sus hijos mayores, y lo que está haciendo es correcto y por eso te felicito, por ser un excelente padre. Tu hija te necesita y tienes que apoyarla hasta que tenga un esposo que la cuide y la proteja. Tenemos que aprender de las abejas, ellas solo sacan el néctar de cada flor, de la misma manera tenemos que sacar el néctar de estos libros, (y en ese momento le mostré la pila de libros). Cada libro tiene tanto valor, y por leer estos libros te sentirás bien y así podrás ayudar mejor a tu hija dándole conocimiento.

Valió la pena utilizar un tiempo extra para dialogar con esta persona, y por la gracia de Krishna esta alma se volvió tan afortunada que se llevó el Bhagavad-gita, Enseñanzas de la reina Kunti, Enseñanzas del Señor Kapila, y toda la colección de los libros pequeños.

Y cuando llego el momento de la despedida se sentía contento y feliz con los libros de Srila Prabhupada, por lo que me agradeció. De la misma forma, cuando salí de esa habitación yo me sentía feliz e inspirado por Krishna para continuar con entusiasmo esta misión de predica.

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Mahajana das
Miami – USA

Categorías: Historias

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