Antes de llegar a la conciencia de Krishna solía juntarme con persona de bajo nivel, personas que consumían drogas y las vendían. Una noche, el joven en cuya casa solíamos reunirnos tomó una dosis excesiva y se puso realmente mal. No murió, pero quedó tan afectado que se volvió prácticamente inválido. Sus miembros no funcionaban correctamente, babeaba y estaba hecho una ruina.

Su madre era una señora piadosa que comenzó a traerle diferentes libros religiosos con la esperanza de que Dios lo ayudase. Le trajo la Biblia, el Corán, el Libro del Mormón, etc. Pero cuando le llevaba esos libros, su hijo los lanzaba como si fueran veneno. Así que ella, de alguna forma, consiguió un volumen del Srimad-Bhagavatam y se lo llevó. En cuanto vio el libro, lo abrazó y comenzó a leerlo. Prácticamente enseguida comenzó a recuperarse de los efectos de la sobredosis. Leía el libro durante todo el día. Esto cambió su vida completamente. Al final del libro encontró la dirección del templo en Los Ángeles y lo visitó. Amó cada momento que pasaba allí y comenzó a frecuentarlo regularmente.

Mi amigo me mostraba los libros que iba comprando en el templo, y así yo también comencé a leerlos y a cantar Hare Krishna. Finalmente, él entró a vivir al ashrama. Yo también me volví un devoto, pero no me sentía capaz de vivir la vida del ashrama. Desafortunadamente, él murió un par de años después por una enfermedad que heredó de su padre. Fue gracias a él que yo vine a la conciencia de Krishna.

 

Su servidor,
Bhakta Sergio

Categorías: Historias

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