Estaba distribuyendo libros en la Universidad de California, EE UU, en el

campus Irvine, con Sachitanoy prabhu cuando, cerca de donde yo estaba, vi a una joven leyendo.

Me fijé y, sorprendentemente, estaba leyendo “Krishna, el depósito de todo placer”. Observé que leía sin parar, mientras su cara mostraba una gran sonrisa de placer.

Acabó el folleto y, cuando estaba a punto de irse, le pregunté: “¿Le ha gustado lo que estaba leyendo?” Quedó sorprendida al darse cuenta de que yo sabía lo qué estaba leyendo, y respondió: “Sí, me gustó; cada una de las palabras de su autor tenían sentido y me gustaría leer más obras de él”.

Entonces, le dije: “Pues hoy es su día de suerte pues llevo conmigo cinco títulos del mismo autor, y los estoy distribuyendo”.

Se mostró tan emocionada y sorprendida que me compró los cinco ejemplares.

Concluí que habría recibido el folleto de manos de Sachitanoy, quien también estaba distribuyendo cerca pero, sorprendentemente, me dijo que había conseguido “Krishna, el depósito de todo placer” hacía mucho tiempo (el efecto “bomba de relojería”). Lo tenía en el bolso, acababa de darse cuenta y decidió leerlo ese mismo día, mientras yo distribuía libros a su lado (Paramatma vuelve a actuar).

 

Su sirviente,
Shastra Krit das

Categorías: Historias

0 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.