Nos encontramos en la maratón de diciembre, la maratón de Srila Prabhupada: durante este mes, es sumamente importante trabajar juntos y generar una energía sutil focalizada en este servicio. En El néctar de la devoción, Srila Prabhupada dice que en Janmastami y otras fechas sagradas hay que hacer un servicio especial, y en nuestro movimiento también se considera la maratón como un evento sagrado. Como seguidores de Srila Prabhupada, es nuestro deber colaborar en la distribución de libros durante este mes.
¿Cómo podemos aumentar nuestro nivel de compromiso? Todos tenemos la capacidad de usar nuestra inteligencia para dirigir a nuestra mente. Con una inteligencia plena de agradecimiento, podemos realizar el servicio que tanto le complace a Srila Prabhupada. Por lo tanto, tenemos que dirigir nuestro ser, nuestras energías mental y física en participar en la maratón. Hay cinco elementos que nos ayudan a aumentar nuestro compromiso.
Cuando Su Santidad Dhanvantari Swami visitó México, nos dijo que la cualidad principal del predicador es que aprecie la misericordia del Señor Chaitanya. Los devotos tenemos que intentar ser instrumentos de la compasión del Señor Chaitanya. También tenemos que practicar el perdón. En primer lugar, perdonarnos a nosotros mismos, porque hacer el servicio de conectar a almas con la energía interna del Señor es pedir perdón. Narottama Dasa Thakura, en los últimos días antes de partir, lloraba, se arrodillaba y gritaba por la misericordia de Krishna (era su sentimiento, porque era un devoto puro). Tenemos que pedir perdón para poder tener fuerza. Y también tenemos que pedir perdón en nombre de las almas que nos encontramos, porque la mayoría de las personas que se encuentran en el mundo material son ofensoras de Dios y han olvidado su servicio al Señor Supremo desde miles y miles de vidas. Hay que orar por anticipado, tal como hacía Bhaktivinoda Thakura: antes de acudir a un nama-hatta cantaba japa, y en cada una de las 108 cuentas del rosario oraba a una de las gopis para pedirle fuerza, para que un alma más se conectara con Krishna. Es un servicio que requiere mucha concentración y compromiso interno: no se puede hacer de cualquier manera.
El segundo elemento es el servicio práctico. Podemos organizar nuestro tiempo para dedicar unas horas por semana, o al menos unas horas durante toda la maratón, y salir en busca de las almas que no conocen los libros de Srila Prabhupada y los necesitan.
El tercer elemento es la caridad. En El néctar de la instrucción, Srila Prabhupada menciona que el mejor tipo de caridad es ofrecer conocimiento. Cuando damos un libro, lo hacemos con el sentimiento de estar ofreciendo un regalo. Y pedimos algo a cambio para poder continuar sirviendo en la misión de nuestro maestro espiritual, para poder continuar imprimiendo libros y ayudar a los sankirtaneros a viajar de un lugar a otro.
El cuarto elemento es el sacrificio, porque van a haber situaciones difíciles. Cuanto antes sepamos que no todo será fácil, mejor. La mayoría de nosotros solemos ocuparnos en deberes más arraigados a nuestra vida en este mundo, y cuando queremos salir a distribuir libros, es como si practicáramos para el momento de la muerte: hay que dejar todo atrás y dedicarse a un servicio que es propio de las almas liberadas, que no nos corresponde. Pero debido a la urgencia de estos tiempos, como no hay muchas almas liberadas, tenemos que colaborar.
El último elemento es la devoción. ¿Qué desafíos encontramos para lograr un gran compromiso?
– Los deseos materiales que tenemos debido a nuestro karma y que se acumulan en la memoria superficial de la mente.
– Complacer deseos en karma-yoga, o en karma-kandha: si no estamos demasiado conscientes de Krishna, la mente se llena de ese tipo de contaminación.
– La envidia, que nos acompaña y es un virus que tenemos que mantener bajo control.
– Un corazón apático. Como dice el Madhurya-kadambini: el corazón se siente apático para servir a Krishna porque está muy prendido en servir a maya.
Durante estos períodos de compromiso alto, como la maratón de diciembre, Krishna nos ayuda a pasar por un ajuste de cuentas, por una expiación de nuestras ofensas diarias, mensuales y anuales. Si hemos cometido muchas ofensas durante el año, sale a flote. Si hay ofensas contra los devotos, no hay fuerza mental: Krishna nos lo muestra así. Nuestra mente estuvo dirigida hacia las ofensas y este servicio es muy sagrado, por consiguiente, hay que limpiarlas, hay que pedir perdón sinceramente y arrodillarse ante los devotos. De esa forma, podemos entrar en contacto con la energía de Srimati Radharani, porque se trata de un servicio muy, muy íntimo.
Otro punto que favorece al compromiso es que, durante la maratón, y durante nuestra vida, los misioneros siempre necesitamos mentores de terreno, además de nuestro maestro espiritual, para un servicio en particular. Por ejemplo, si alguien hace puja, neceista mentores expertos en ese servicio. Y si alguien quiere distribuir libros mejor, necesita mentores, devotos y devotas que estén a su alrededor y que tengan más experiencia y lo acompañen.
También es esencial continuar con un programa de lectura. Aquellos que participen de la maratón todo el mes, tienen que descansar y alimentarse bien, cantar las rondas de manera concentrada. Su Santidad Bhakti Bhusana Swami dice que «maratón» significa maratón de rondas.
Me gustaría compartir una hermosa historia del Sri Chaitanya-charitamrita, que narra cómo un devoto obtuvo la misericordia de Chaitanya Mahaprabhu. Él no tenía problemas con nadie, y en su mente no existían sentimientos de ofensas hacia nadie. Cuando Chaitanya Mahaprabhu vivía en Puri, Sivananda Sena llevaba grupos de devotos para visitar al Señor. Un año, Kalidasa acompañó al grupo de devotos liderado por Sivananda Sena. Kalidasa era el tío de Raghunatha Dasa Gosvami, y estaba viajando con los devotos con un propósito ilícito en la mente: beber el néctar del agua con la Chaitanya Mahaprabhu se lavaba los pies al entrar al templo de Jagannatha Puri. Los sirvientes del Señor Chaitanya nunca permitían que nadie bebiera de esa agua, pero Kalidasa logró su objetivo, porque tenía el hábito de regalarle prasadam a los vaishnavas y pedirles su misericordia y tomar sus remanentes. La historia dice así:
Había un gran vaishnava llamado Jadhu Thakura, que pertenecía a la casta bhunimali. Kalidasa fue a su casa a llevarle unos mangos. Kalidasa regaló los mangos a Jadhu Thakura y le ofreció reverencias respetuosas. También ofreció reverencias respetuosas a la esposa del Thakura. Cuando Kalidasa llegó a casa de Jadhu Thakura, encontró a esa persona santa en compañía de su esposa. A su vez, Jadhu Thakura, tan pronto como vio a Kalidasa, le ofreció reverencias respetuosas. Tras conversar con Kalidasa durante un tiempo, Jadhu Thakura se dirigió a él con palabras dulces.
–Yo pertenezco a una casta baja, y tú eres una visita muy respetable, ¿cómo puedo servirte? Si me lo permites, te enviaré un poco de comida a la casa de un brahmana, y allí podrás tomar prassadam. Si lo haces así, me sentiré muy a gusto.
–Mi querido señor, por favor, concédeme tu misericordia. He venido a verte, aunque soy muy bajo y pecaminoso. Sólo con verte, me he purificado. Tengo una gran deuda contigo, pues ahora mi vida es un éxito. Mi querido señor, tengo un deseo. Por favor, sé misericordioso conmigo; ten la bondad de poner tus pies sobre mi cabeza, de modo que pueda tocarla el polvo de tus pies.
–No te corresponde a ti pedirme eso. Yo pertenezco a una familia de muy baja casta, mientras que tú eres un caballero rico y respetable.
Kalidasa entonces recitó unos versos, que Jadhu Thakura se sintió muy feliz de escuchar.
(CC, Antya-lila 16.14-24)
Ambos tuvieron una conversación muy agradable sobre la grandeza de los devotos. A veces nos reunimos para hablar mal de los devotos y, como dice Visvanatha Chakravarti Thakura, mientras algunos se reúnen para hablar de Krishna y glorificar a los devotos, nosotros nos escondemos en los rincones para hablar mal de los devotos. Esto incluye los rincones de nuestra propia mente.
Tras acompañar a Kalidasa a su casa, Jadhu Thakura abrazó a su santo invitado y regresó al hogar. Después, Kalidasa volvió por el camino que ambos habían transitado y comenzó a untarse el polvo del suelo que había pisado Jadhu Thakura. Cuando llegó a casa de Jadhu Thakura, Kalidasa se escondió y esperó a que éste se comiera los mangos que le había traído más temprano. Jadhu Thakura fue a ofrecerle los mangos a la Deidad de Madana-gopala, compartió el prasada con su esposa y tiró los restos a la basura. Cuando apareció la oportunidad, Kalidasa consiguió los remanentes de los mangos y los tomó, y comenzó a llorar con gran felicidad espiritual.
Kalidasa se encontraba en un nivel de apreciación muy elevado. Así mismo, en los equipos de sankirtana tenemos que apreciar a nuestros compañeros, incluso a aquellos con quienes estamos compitiendo. Debemos sacar de nuestra mente cualquier sentimiento de ofensa y evitar hacerle la vida imposible a los demás, para que ellos también puedan apreciarnos. Y cuando nos encontremos en situaciones con devotos en las que tenemos que purificarnos, porque nuestra mente nos lleva a malos sentimientos, tenemos que servirnos mutuamente, comunicarnos hasta que se la situación se aclare. Se trata de pruebas espirituales que nos ayudan a avanzar y a tener fuerza para predicar.
Por eso siempre llego a la misma conclusión, y es que el servicio de distribuir libros es un servicio muy íntimo. Tal como dice Vaisesika Prabhu, hay que llevar practicar sadhana con una calidad muy alta: no se refiere a la metodología, si no a trabajar todas las cosas arriba mencionadas. Todos los devotos tenemos el deber, especialmente durante la maratón, de acercarnos a las personas. Además, el maratón nos presenta la oportunidad de purificarnos de todos los errores cometidos durante el año y nos permite renovar nuestro compromiso de querer hacer las cosas mejor en el próximo.
Sólo después de tratar de estos temas podemos empezar a hablar de estrategias de distribución de libros, cantidades, etc. Se supone que somos espiritualistas, y por eso tenemos que comenzar por este lado, y luego encarar las cosas pragmáticas, que Srila Prabhupada también quería.
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