Srimati Devi Dasi es de Rio de Janeiro, Brasil. Durante muchos años se dedicó a la distribución de libros. Hoy nos relata los desafíos que enfrentó y cómo consiguió vencerlos en su servicio.
Carta de Sankirtana: ¿Qué puede hacer un sankirtanero para vencer su timidez?
Srimati Devi Dasi: Yo le diría que tratase de ver que no está solo.
La primera vez que hice sankirtana sola, en el terminal de buses de Rio de Janeiro, fue muy difícil, pero no había otras personas para compañarme, otros sankirtaneros, nadie. Así que la única persona a quien podía pedirle ayuda para estar allí, junto conmigo, era Chaitanya Mahaprabhu y Srila Prabhupada.
Lo que puedo decir es que tiene que horar mucho a Chaitanya Mahaprabhu y Srila Prabhuapda, pues así nunca se sentirá tan intimidado, tan solo a la hora de salir a distribuir libros.
Recuerdo la primera vez que subí a un bus para distribuir libros; primero había estado durante una hora en la estación del terminal mirando, porque era muy tímida, y pensé “no voy a tener valor para hacerlo”. Pero entonces tomé mi bolsa de libros, y me dije a mí misma: “Bueno Krishna, solo te tengo a Ti. Así que Tú te haces cargo de lo que yo debo hacer”. Entré en el bus y distribuí un libro a cada pasajero, y a la hora de hablar frente a todos, hablé con la mayor tranquilidad. ¡Y salieron 14 libros solo en ese primer bus! Me quedé impresionada: “¡Uau! Ahora se que no estoy sola. ¡Gracias Chaitanya Mahaprabhu!”.
Continué haciendo sankirtana y así pasé unos años más, sin sentirme sola ni tímida. Durante un año estuve distribuyendo sola, sin compañía de otros devotos, pero con el tiempo llegaron más, y entonces fue muy placentero poder hacer sankirtana junto con ellos.
Carta de Sankirtana: ¿Te gustaría enviar algunas palabras a los devotos que quieren hacer sankirtana?
Srimati Devi Dasi: Hacer sankirtana es muy bueno, muy bueno. Te sientes muy conectada com la misión de Srila Prabhupada. Cuando entregas su mensaje a las demás personas, satisfaces a Krishna, y eso siempre retorna a ti. La bien-aventuranza es muy grande. Yo era muy feliz en la época que hacía bastante sankirtana; ahora también estoy feliz haciendo otro tipo de servicios, pero aquella época fue muy buena.
Ves a Krishna a todo momento. A veces estaba en un semáforo y no había ningún lugar para comprar agua, y de repente aparecía algún camión que transportaba agua. Yo le intentaba vender un libro, pero él no tenía dinero y me ofrecía agua a cambio. Con esos detalles siempre me sentía muy protegida, cerca de Krishna. Así que animo a todos que hagan este servicio.
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