Devamrita-Swami

Devamrita Swami nació en 1950 en Nueva York. A los diecisiete años, recibió una beca para la Universidad de Yale, y se graduó en 1972. En 1974 se volvió un discípulo iniciado de Srila Prabhupada, y tomó la orden de renuncia sannyasa en 1982. En 2002, aceptó el cargo de guru iniciador. Desde comienzos de 1977 ha viajado por todo el mundo, presentando la filosofía de la Conciencia de Krishna. Por muchos años se dedicó a la distribución de libros, y en esta entrevista, nos reverla de forma muy personal como fue su experiencia.

Carta de Sankirtana: ¿Qué es sankirtana?

Devamrita Swami: Muy sencillo, sankirtana significa el esfuerzo en grupo para difundir las glorias de Krishna. Cuantos más participantes haya glorificando a Krishna, mayor será el gusto. Sankirtana requiere devotos, un número de personas cualificadas para oír sobre Krishna y para hablar sobre Él.

Uno de los versos que recitamos cada mañana en el Gurv-astaka dice que el maestro espiritual está ocupado en hacer arreglos confidenciales para que Krishna y Sus amigos íntimos se encuentren en nikunja, los bosques de Vrindavan. Este verso tiene significados muy profundos. Recuerdo que en 1973 o 1974, en Los Ángeles, cuando estaba comenzando la distribución a gran escala, había un sankirtanero que se sentía inspirado con este verso. Muchos devotos, al saberlo, pensaban que era fanatismo. “¿Cómo alguien osa comparar un verso tan sublime, que habla sobre auxiliar en los deliciosos arreglos para el encuentro de Radha, Krishna y Sus acompañantes en los bosques de Vrindavana, con los que están dedicados a distribuir los libros de Srila Prabhupada?”.  Era una controversia, y con el tiempo, todas las controversias acabaron en la mesa de Srila Prabhupada. Entonces él sorprendió a todos con su respuesta: “Sí, es verdad. Porque aquellos que están realizando sankirtana están intentando traer de vuelta a los demás para el servicio de Krishna. Así que este verso también se refiere a ellos, no es ninguna exageración”.

En otras palabras, hay una relación, hay una conexión. Para glorificar a Krishna, necesitas devotos. Por tanto, para crear una sociedad que consista en personas cualificadas para oír y hablar sobre Krishna, tenemos que buscar a las personas, entrenarlas para oír acerca de Krishna, hablar acerca de Krishna, etc. Es así como los devotossankirtaneros participan en este aumento del número de aquellos que están glorificando a Krishna. Aumentando glorias de Krishna. Por eso, los sankirtaneros tienen un papel muy confidencial, tal y como lo describe el verso delGurv-astaka. Hay conexión, hay correlación.

Carta de Sankirtana: ¿Podría hablarnos un poco sobre su experiencia en la distribución de libros?

Devamrita Swami: Bien, tal vez mi experiencia inicial pueda ayudar a aquellos que no tienen mucho éxito en términos de resultados. Yo hacía 3 semanas que me había incorporado al templo de Nueva York, en 1973. Salí aharinama y comencé a vender inciensos “spiritual sky” entre las personas que nos estaban viendo. Creo que lo hice bastante bien, porque al regresar al templo, el presidente del templo vino y me dijo: “Tú eres un sankirtanero”. Creo que él vio alguna conexión entre vender inciensos y algún tipo de habilidad de conectar con los otros. En aquella época, ser un sankirtanero de tiempo completo significaba 7 días por semana. Salíamos después del desayuno y regresábamos a la noche. Sin embargo, los sábados y los domingos, normalmente no volvíamos hasta las 3 de la mañana, porque en aquella época había enormes conciertos de rock en Estados Unidos. Las bandas tocaban en estadios para 20 o 25 mil personas, y estos conciertos acontecían de forma tan regular que era una rutina para las noches de los viernes y el sábado. Tras comenzar a distribuir libros a las 9 de la mañana, nos quedábamos hasta las 9 de la noche y, cuando las tiendas y los centros comerciales cerraban, íbamos a los estadios y distribuíamos libros allí, para regresar al templo a las 3 de la madrugada. Nunca pensábamos en descansar; nosotros pensábamos: “Bueno, mangala-arati es de aquí a una hora más o menos, así que es mejor cantar mi japa e ir al programa de la mañana, tomar mi desayuno y salir de nuevo. Así era el sankirtana de tiempo completo al comienzo.

Yo salía cada día, pero prácticamente no hacía nada. Día tras día, día tras día, prácticamente nada. Tenía dos emociones en conflicto; por un lado odiaba el servicio, pero por otro lado, con la misma intensidad, estaba determinado a amarlo, porque sabía que estaba satisfaciendo a Srila Prabhupada.

Así que esa era mi batalla interna, ambas emociones eran iguales. Y fue así durante meses. Pasó un año y medio, y yo me esforzaba duramente. Imagínate como sería que los devotos me colocaron como líder de sankirtana, porque lo estaba intentando tanto y no conseguía nada, pero batallaba por hacer el servicio. Fue muy gracioso, 20 años después, un hermano espiritual que hacía sankirtana en aquella época me dijo: “¿Sabes?, siempre percibí lo bienaventurado que parecías al salir a sankirtana”. Y yo lo respondí: “¡¿Qué?! Yo estaba luchando tanto, y pensaba que tú, con grandes resultados, eras feliz. Yo intentaba ser como tú”. Él me respondió: “No, no, yo intentaba ser como tú, parecías tan bienaventurado incluso sin hacer nada”. Así que, a veces, en el servicio devocional, podemos estar tan implicados en nuestras luchas internas, que realmente no sabemos lo que está pasando. Y en realidad, luchar por Krishna es una gran oportunidad, claro que yo me he dado cuenta de eso ahora. Pero en aquella época yo era un devoto nuevo.

Otra cosa de la que no era consciente fue que, a pesar de prácticamente no distribuir libros, acabé encontrándome con muchas personas que se volvieron devotas, pero nunca me tomé eso muy en serio. Pensaba que los resultados eran todo, y mis resultados eran muy bajos. Recuerdo que salía a sankirtana viajero, en algún lugar en el centro-oeste de los Estados Unidos, en las universidades, y yo no dejaba de llorar: “Oh Krishna, ¿por cuánto tiempo puedo hacer esto? ¿Por qué no puedo tener un buen servicio en el templo? Trabajando en la tesorería, contando el laksmi, o esperando que el maha-prasadam salga del altar. ¿Por qué tengo que hacer esto?”.

De cualquier forma, yo estaba determinado a continuar. Me acuerdo que, tras 2 años así, en un maratón de Navidad, una mañana me levanté y oré a Krishna: “Espero que hoy sea diferente”. Entonces Brighupadi, otro devoto y yo nos dirigimos hacia un centro comercial en Nueva Jersey. Como siempre, comencé a distribuir libros, y una vez más pensé: “Esta vez, mientras esté preparando mi bolsa, sacando los libros del maletero, a quien se me acerque le ofreceré un libro grande”. Antes, los libros maha eran como el Libro de Krishna, eran grandes, de tapa dura. Durante dos años, yo distribuía principalmente revistas “De Vuelta al Supremo” y libros de bolsillo. El Bhagavad-gita lo distribuían los sankirtaneros de verdad, y yo realmente solo daba uno cada dos semanas. Aquello era el gran acontecimiento en aquella época: “¡Oh, vendiste un Bhagavad-gita!, ¡alguien vendió un Bhagavad-gita! ¡uau!”.

Así que mientras sacaba los libros del maletero, las personas comenzaron a pasar, y yo simplemente comencé a darles el Libro de Krishna, el de tapa dura, la edición de lujo. ¡La primera persona se lo llevó! Entonces continué. ¡La segunda persona se lo llevó! Rápidamente terminé de arreglar mi bolsa y continué aproximándome de las personas. Todos se llevaban libros, y me acuerdo de que mi hermano espiritual, Brighupati, me miraba de lejos. Él era un magnífico distribuidor de libros en aquella época, y hasta hoy en día está haciendo este servicio. Así que al verme, vino corriendo desde lejos: “¿Qué está pasando aquí? ¿Qué está pasando aquí? ¿Tienes un mantra nuevo? ¿Qué está pasando aquí?”. Yo fui sincero con él: “No sé qué está pasando, solo sé que no soy yo. Después de todos estos años de batalla sin hacer nada, no puedo creer que sea yo quien está haciendo esto ahora”. Continué así todo el día, y regresé al templo hacia las 10 de la noche. Allí había un pizarrón grande, donde los sankirtaneros escribían los números de libros que habían distribuido. Romapad Maharaja, que era brahmacari en aquella época, era el líder de sankirtana. Para no desanimarme, no me miró mientras yo anotaba mis resultados de sankirtana, pues esperaba lo mismo de siempre: 10 revistas, algunos libros de bolsillo, etc. Yo no dije nada, tan solo escribí mi resultado, y salí por la puerta. Tras salir, él miró al pizarrón, porque yo ya había salido y así no me desanimaría, y entonces escuché una exclamación: “¡¡¡QUÉ!!!”
Yo había distribuido unos 40 libros maha. Así que a partir de ese día en adelante, eso era lo que distribuía. Como si Krishna hubiera dicho: “Está bien, terminemos con tus tonterías, ahora vamos a apretar el botón”.

Así que yo soy un buen ejemplo de alguien que no era un éxito inmediato en resultados. Doce horas por día cada día, siete días por semana y no hacía nada. Por eso puedo decir sinceramente a los devotos que el esfuerzo es lo más importante. Krishna está mirando, está apreciando nuestro esfuerzo, Él quiere saborear nuestro bhakti, y si nosotros simplemente insistimos, Krishna nos usará a Su propia manera. Como dije, más tarde, cuando los años pasaron, me di cuenta que muchas personas que había encontrado en las calles durante mi lucha se habían vuelto devotas. Algunos se volvieron presidentes de templo: Ramabhadra das en Nueva York, por ejemplo.

Así que a mí me gustaría presentar esta experiencia. Durante dos años, 7 días por semana y prácticamente nada. Los líderes de sankirtana, el presidente del templo, todos ellos me mandaron a ser entrenado por los grandes, Prasgosh das, Tripurari das y Vaisesika das, y aun así yo acababa haciendo lo mismo: nada. Creo que ellos pensaban: “Bueno, está intentándolo mucho, ¿qué podemos hacer?”. Y entonces, después de años sin hacer nada, de repente estaba haciendo algo, y puedo ver que en realidad fue Krishna, que es el ejecutor. Puedo verlo claramente, aparte de decirlo en la teoría. Por eso me gustaría enfatizar ese punto, el esfuerzo es muy importante, Krishna está mirando. Estamos intentando satisfacer a Krishna. Intentar no satisfacer nuestras propias concepciones, ni las de otros, significa tener éxito. Nosotros queremos salir y encontrar personas, distribuir libros a las personas, cultivarlas, y por eso Krishna nos convierte en un éxito en términos de éxito material. Esto es muy bueno, pero nosotros solo tenemos que intentar lo mejor de nosotros mismos, y sentirnos felices por tener la oportunidad de intentarlo. Por supuesto que el resultado de sankirtana no es material, pero podemos tener una concepción material de esos resultados.

El resultado de sankirtana no es material, pero podemos tener una concepción material de esos resultados. Como por ejemplo, pensar que esos resultados dicen mucho sobre quiénes somos y cuánto aprecia Krishna lo que hacemos.

Claro que Srila Prabhupada dijo que cuando él oye los resultados se reaviva gracias a esos resultados, pero al mismo tiempo, él nunca dijo que eso era todo. Alguien puede salir y dar apenas algunos libros, pero como se sacrificó tanto, Krishna puede apreciar esto mucho más que alguien que tenga un gran resultado.

Categorías: Entrevistas

0 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.