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Dhrstaketu se unió a ISKCON en 1982 y vive con su esposa Ratimanjari en Merlo (Argentina). Estudió informática y es webmaster; tiene 3 hijos y 3 nietos. Sirve como encargado del centro de prédica en Merlo y actúa como secretario del GBC en Uruguay y Argentina.

¿Cual es la importancia de la distribución de libros en nuestro movimiento?

La distribución de libros es valiosa y sustancial en ISKCON. Es la esencia de nuestro movimiento y refleja una profunda tradición del vaishnavismo desde la antigüedad. Sri Chaitanya Mahaprabhu desea liberar y erradicar completamente a las almas sufrientes de este mundo. Ese deseo del Señor está sustentado por Su misericordia ilimitada, daya: misericordia con amor, sin causa y de manera permanente.

Pero no es suficiente el liberarnos, Krishna va mucho más allá: «Durante mucho tiempo, no he concedido el servicio puro de amor por Mí a los habitantes del mundo. Sin este lazo de amor, la existencia del mundo material es inútil». (CC, Adi-lila 3.14)

¿Qué motiva a Sri Chaitanya Mahaprabhu a pensar así? Nada que le podamos dar, es solo Su misericordia inmotivada. Golokera prema-dhana, hari-nama-sankirtana. El movimiento de sankirtana proviene directamente del mundo espiritual. En Goloka Vrndavana, en el area donde reside Sri Chaitanya Mahaprabhu, existen eternamente fiestas de sankirtana, que son un tesoro raro y maravilloso al que ni siquiera pueden acceder los habitantes de Vaikuntha, mucho menos los sabios y semidioses.

¿Entonces por qué lo trae a la tierra? ¿Y en la era más degradada? Por Su daya, misericordia con amor. Este sentimiento del Señor es la razón y la esencia del movimiento de sankirtana. «El deseo de Sri Chaitanya Mahaprabhu es que toda la gente, en todo pueblo y aldea del mundo, Le conozcan a Él y a Su movimiento de sankirtana. Esos son los sentimientos internos de Sri Chaitanya Mahaprabhu» (CC, Antya-lila 1.117, significado). Y esta razón externa de Su advenimiento es más importante que Su razón confidencial, porque es más misericordiosa: Él piensa en cada uno de nosotros. Por lo tanto, la distribución de libros en ISKCON se basa en la misericordia de Sri Chaitanya Mahaprabhu, de los acharyas previos, de Srila Prabhupada y de nuestros actuales maestros espirituales.

Existen muchas maneras de predicar en ISKCON, pero la que más quería Srila Prabhupada era la prédica a través de la distribución de libros. Hemos visto que se han hecho cientos y cientos de devotos y devotas mediante este tipo de prédica. Por supuesto que debe haber un lugar y una estructura para recibir a la gente que, luego de leer los libros, desea conocer más acerca de Krishna, y así poder cuidarles y enseñarles. Pero el motor principal que hace que las personas se acerquen de forma masiva a la conciencia de Krishna, es la distribución de libros.

¿Cuándo empezaste a ocuparte en este servicio? ¿Qué te inspiró a hacerlo?

Por la misericordia de los devotos, en el año 1982, comencé a elaborar una revista muy famosa en Argentina, Atma Tattva; y la hacíamos con máquina de escribir y la fotocopiábamos. Era el recomienzo del movimiento en Argentina. No había lakshmi y estábamos sufriendo la dictadura militar. Así empezamos. Los devotos la distribuían y naturalmente llegaban personas nuevas. Al poco tiempo, la revista comenzó a mejorar su diseño e impresión, y cuanto más se distribuía, más gente nueva se acercaba al templo.

Luego nos mudamos al templo de Villa Urquiza y, gracias al esfuerzo de los devotos, las devotas y, sobre todo, de Su Santidad Bhaktibhusana Swami Maharaja, ocurrió una explosión maravillosa del sankirtana: llegaron los primeros libros, luego el primer Bhagavad-gita impreso en Argentina y, como consecuencia de ello, muchísima gente se hizo devota y amiga de Krishna.

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Si bien no fui sankirtanero mientras vivía en el templo, en 1986 tuve el privilegio de participar activamente del sankirtana por un año, viviendo con los sankirtaneros. Debo reconocer que fue el año que más disfruté la conciencia de Krishna, y cuando más realizaciones tuve. Pude conocer y redescubrir la filosofía de forma más profunda, pues la distribución de libros otorga realizaciones muy fuertes.

¿Podrías contarnos alguna historia especial que te haya ocurrido mientras hacías sankirtana?

Kayvalia Dasa, un discípulo de Srila Prabhupada y gran devoto, que dejó este mundo hace unos años, siempre me decía que el sankirtana no depende de ningún arreglo o condicionamiento externo material, y que estaba por encima de eso debido a que es trascendental.

Yo entendía lo que me decía, pero no podía comprender ampliamente lo que significaba, hasta que un día, en el que hacía muchísimo frío y llovía en Buenos Aires, el líder de sankirtana, que estaba enfermo de gripe, me pidió que le acompañara a distribuir revistas. En esa época todavía no teníamos libros, y salimos muy temprano con cajas de revistas hasta la línea del ferrocarril Belgrano.

Esta línea de trenes tiene la particularidad de que los vagones son anchos y de trocha angosta, por lo que en su andar es ruidoso e irritante y, por lo general, la gente que viaja es de condición muy humilde. Recuerdo que los vagones eran larguísimos, mi servicio era repartir la revista a los pasajeros que estaban sentados, y luego me quedaba en el fondo del vagón mientras, en el otro extremo, el devoto hablaba a las personas para que adquiriesen la revista.

El ruido del tren era tan infernal que nadie escuchaba al devoto. Solo era una persona haciendo mímicas con una revista que ni se sabía de qué se trataba, y fue allí donde me dije a mí mismo: «Esto no tiene sentido, será así todo el día. Está todo mal, esto va a ser un fracaso». Pero para mi sorpresa, cuando el devoto terminó de presentar la revista, al pasar por cada asiento la gente se quedó con un ejemplar. Todos decían: «La quiero». Así íbamos vagón por vagón, y en todos sucedía lo mismo. Así fue todo el día: todo estaba en armonía y sentíamos una satisfacción y una felicidad en el corazón nunca antes experimentada.

Al devoto se le fue la gripe. Nosotros no queríamos parar para tomar prasada, no teníamos hambre. Distribuimos más de 900 revistas Atma Tattva y pude ver ante mis ojos, pude vivir y sentir que todo lo que estaba ocurriendo no era posible en las condiciones materiales dadas, y que el sankirtana no tiene nada que ver con nada de este mundo, no depende de situaciones, condiciones o ajustes externos materiales.

¿Qué es lo que más te gusta de este servicio?

Este servicio es muy especial, la interacción que existe entre el sankirtanero, la gente y el contexto externo hace que ocurran cosas maravillosas.

Krishna tiene varios propósitos, y en una sola situación produce múltiples cosas increíbles para el bien de todos: beneficia a quien recibe el libro, purifica el corazón del predicador. A veces, si este se siente orgulloso porque cree que es un gran distribuidor, le da una lección de humildad. Krishna otorga la inteligencia para resolver situaciones difíciles que se puedan presentar. Krishna te cuida, te protege, te hace sentir que siempre está ahí, presente, acompañándote.

Todo servicio devocional es extraordinario y sublime, pero la distribución de libros tiene características que la vuelven única: hace que un alma codicionada que se esfuerza en volverse devota de Krishna pueda entregar el humor y la misericordia trascendental de Sri Chaitanya Mahaprabhu a la gente en general, en la vida cotidiana, en la calle, a veces con el hostigamiento de las personas, en un marco de sonidos e imágenes contaminantes… ¿cómo no va a recibir la misericordia del Señor? La distribución de libros vuelve felices tanto al devoto como a la gente.

Lo que más me gusta es cuando alguien se vuelve devoto de Krishna por haber conocido a un sankirtanero.

¿Qué le aconsejarías a alguien que quiere distribuir libros?

Hay muchas cosas importantes: seguir un sadhana permanente, reunirse con otros sankirtaneros que nos enseñen «los secretos» de la distribución de libros… El sankirtana es un universo ilimitado y en expansión, es un universo paralelo de lo que comúnmente conocemos de la vida espiritual. Como tal, los secretos, consejos, néctares, las realizaciones, etc., nunca se acaban, no tienen límites; por el contrario, se expanden cada vez hay más y más, y no encuentran límites.

¿Acaso no es un néctar, al final de una jornada de sankirtana, reunirse con otros sankirtaneros y escuchar las historias que experimentaron durante ese día? Gracias a esa compañía nos sentimos intrigados, y surge en nosotros el deseo de querer hacerlo. Como vemos a los sankirtaneros tan felices, nosotros también queremos sentirnos igual de felices: «Oye, prabhu, ¿qué me estoy perdiendo? ¿Qué es todo esto?, ¿me enseñas?».

Lo mejor es que, al principio, acompañes a un sankirtanero y estés atento a todo lo que hace y dice, como trata a las personas, como se esfuerza, como se preocupa y se ocupa para que el servicio salga bien.

Es importante tratar bien a la gente, ser amable y utilizar palabras agradables. Krishna lo aconseja en el Bhagavad-gita, dice que hay que proferir palabras que sean ciertas, agradables, beneficiosas y que no agiten a los demás. Esto es modalidad de la bondad. Esto otorga pureza, y la pureza es la fuerza, porque cada palabra llegará al corazón de la persona que esté enfrente. Si actuamos así, Paramatma nos animará, e inspirará a la otra persona para que se lleve el libro.

También hay que leer los libros de Srila Prabhupada. Los libros son la base, son el fundamento de nuestro movimiento. Nosotros estamos hechos de estos libros, y si los leemos estaremos convencidos del beneficio que le estamos dando a la gente.

Hay que mirar las cosas a medio y largo plazo. El sankirtana no es solo una maratón, es mucho más que eso: es la vida y el alma de nuestro movimiento y nuestra línea vaishnava, de ISKCON. Hay que ser constante y paciente. Mi esposa, Ratimanjari Devi Dasi, fue sankirtanera durante muchos años mientras vivía en el templo, y yo he aprendido muchísimo de sus experiencias. Ella salía todos los días a sankirtana, y aunque nunca ganó un maratón, el presidente del templo me dijo que el total de libros que distribuía en el año la colocaba entre los primeros cuatro distribuidores del yatra.
Muchas veces fuimos presos por distribuir libros, o la policía nos pegaba. Antes era muy difícil distribuir libros en Argentina. Pero el movimiento de sankirtana es parte del lila trascendental del Señor Chaitanya y de Srila Prabhupada. Nosotros simplemente debemos tomar los libros y salir.

Pertenecemos a una línea de predicadores. Si estamos casados y protegemos a nuestras familias devotas, es perfecto, pero siempre debemos llevar un libro en nuestro bolso para cuando surja una oportunidad para darlo. Hay diferentes maneras y objetivos de distribuir libros, y siempre tenemos que ver la manera en que la gente se interese por ellos y los lea, porque ellos llegarán a sus casas y estarán a solas con Srila Prabhupada.

Hay muchas personas que son devotas y aún no lo saben. Están por ahí dando vueltas en las calles, buscando respuestas y algún oasis de paz. Debemos encontrarlos, y depende de nuestro esfuerzo, ganas, deseo de beneficiarlos, de nuestra compasión. Y si no poseemos ninguna de estas cualidades, al menos podemos practicar la filosofía y ser bendecidos, y así recibiremos estas cualidades. Se trata de la mejor ofrenda para el maestro espiritual, ayudarle a propagar la misión de Srila Prabhupada: «La misión de Sri Chaitanya Mahaprabhu es propagar conciencia de Krishna; por lo tanto sus devotos sinceros deben cumplir su deseo» (CC, Madhya-lila 16.64, significado).

Categorías: Entrevistas

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